sábado, 17 de mayo de 2008

la sociedad de la enajenacion

Tengo, la suficiente capacidad de síntesis para comprender, que la sociedad actual se rige por los valores intrinsecamente vinculados al ser humano.
No estamos en una sociedad mejor, ni peor que la que existió hace uno, dos o diez siglos. La veneración al dinero, el embrujo del poder, la rueda que gira y no se detiene,son elementos recurrentes a lo largo de la historia de la humanidad.

En esta nueva metamorfosis, nos encontramos con una caracteristica destacada y sutil por parte de los creadores de este capitalismo asfixiante, y me refiero esencialmente a la falta de tiempo que tenemos para pensar en los objetivos que realmente deseamos en nuestras vidas.
Con largas jornadas laborales y una "acomodada" calidad de vida, las reflexiones silenciosas o el intercambio conceptual, se realizan con un gigantesco reloj sobre nuestras espaldas.
Y como escuché hace poco tiempo, cuando las musas llegan, uno ha de estar trabajando, y me refiero al trabajo interior ( no quisiera confundir al lector).

Nos encontramos robotizados, intentamos mejorar diariamente en nuestros trabajos (quizas esta afirmacion la voy a dejar entre bambalinas) pero debieramos preguntarnos, si el exito que buscamos es el que realmente queremos o para el que nos han programado.

Desde que entramos plenamente en el mundo laboral, nos resulta complejo abordar una serie de temas que nos ilusionaban en nuestra etapa de estudiantes, pero a los que nuestra edad en aquellos momentos nos impedia medir en importancia.

El desgaste psicológico del día a día, nos engulle en un pantano de dudas por resolver.

Creo firmamente que la huida hacia el campo, se vislumbra como una posible medicina para nuestro febril espiritu. Que el tiempo recobre de nuevo sus biorritmos, que el silencio sirva de medicina, que los alimentos sean naturales y entendemos que si la historia se repite como aludí al comienzo de este escrito, las ciudades no son precisamente el habitat natural del ser humano.

Os doy un primer consejo para comenzar nuestro recorrido, coger la televisión y deshaceros de ella, que no siga adoctrinandonos, ni un solo segundo más.

Espero que esta pequeña reflexión tenga una minuscula repercusion.
Buena vida y buena suerte.