jueves, 19 de marzo de 2009

Nicotina de Garganta Prufunda

Intento dejar de fumar, no es la primera vez, aunque por supuesto espero que sea la última, y desde la experiencia del fracaso en estos avatares, intento marcarle un grado a la experiencia.

Una de las reacciones adversas que crece en el periodo crítico nicotinesco, es la llegada de un frente borrascoso de verdad interior y absoluta que descarga en forma de exabruptos e improperios vehementes y sonoros hacia la persona con confianza que más a mano tengas, sin importarte en exceso su condición o religión.

Es decir, los pequeños y soportables errores vitales realizados por acción u omisión, se vislumbran como más importantes; porque en realidad son precipitaciones nevosas, aunque creyéramos que no pasaban de un relente mañanero.

En mi caso, encontrándome en la fase final de la campana de Gauss de la desintoxicación, el fantasma de la ópera al despojarse de su máscara, me mostró el estado de esclavitud en el que se asienta mi vida, por tener una obligación de pago en forma de crédito hipotecario inmobiliario.

Entre mis tributos al “dios de los borregos” se encuentran:
-No poder dejar un trabajo, sin haber encontrado otro anteriormente.
Ésto implica que independientemente de que no soportes tu situación laboral, tu actividad no te aporte nada como persona o necesites unos meses para aclarar tu vida, tu mente……etc……. por poner unos ejemplos.
Se te inhabilita para tomar estas decisiones.

-Aumento de los Gastos Fijos.
Ésto implica que los ingresos disponibles para realizar tus hobbys mengua de modo superlativo; y no pensemos en el caso de que exista una idea de poder convertirte en progenitor.
“Trabajar para …, como era esto,…. ah si,…… para vivir” Caído en el olvido.

-Frustraciones.
Haber ahorrado durante tres años para que finalmente tuviera que hacer una hipoteca-horca.
Que los poderes institucionales y fácticos hablen de la Constitución como nuestra norma suprema e invulnerable y a la hora de la verdad, artículos como el acceso a una vivienda digna esté en una segunda división.
Que se salve a los culpables de que todo un sistema esté agotado y moribundo, y sin embargo nadie me salve a mi.

Y a fin de cuentas, ni siquiera me gusta vivir en una ciudad, penoso paraje que fomenta el individualismo, enjaulados en nuestros habitáculos de 50 o 100 m2, robotizados e idiotizados, temerosos de conocernos, de tocarnos. Asustados por las noticias que leemos, vemos y escuchamos. Que miedo!! Que viene el coco, que además es tu vecino!!! Uuuuuuuuuu.

En fin, que tendré que agradecer algunos efectos secundarios de la ausencia del tabaco.

lunes, 16 de marzo de 2009